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REDES 02
EL CAMINO FORMADOR DE UN NORMALISTA
Si bien el estudiante ha tenido experiencias parciales en la realización de diagnósticos en los dos
primeros semestres, a partir del tercero se le demanda que lo realice con mayor sistematicidad y
que consolide este acto en los dos últimos: no como resultado de un aspecto de carácter acredi-
tatorio, sino a partir de que constituye un elemento valioso para el análisis del fenómeno educativo
y de que hay allí elementos a considerar para la evaluación de su desempeño docente a través del
aprendizaje de sus alumnos. En suma, que este instrumento sea una discusión reflexiva y sistemá-
tica consigo mismo.El diario del profesor “es la herramienta fundamental para el acopio de la infor-
mación que el alumno va obteniendo durante su estancia en la Primaria” (Porlan y Martín, 1996).
Se integra con las observaciones que realiza, como ya se mencionó, con la información que capta
en entrevistas con su tutor, maestros de la escuela, padres de familia, alumnos y de otras fuentes,
así como de resultados del desempeño de los niños. Es importante subrayar una vez más que la
Docencia e investigación, mecanismos de reflexión y cambio en Latinoamérica
utilidad del diario no consiste en ser un registro anecdótico (aunque tenga un valor en eso), sino en
que le permite al alumno normalista reflexionar sobre los alcances de su trabajo en el aprendizaje
de los niños, sus actuaciones durante las clases; en fin, es un instrumento que le permite evaluar
su desempeño docente y a la vez es fuente de información para la toma de decisiones, entre las
que se encuentra la elección del tema y la modalidad de titulación.
A medida de que el estudiante normalista avanza en su formación (a partir del tercer semestre), las
prácticas docentes se realizan en entornos diferentes: comunidades rurales y urbanas; escuelas
con grupo multigrado y unigrado. Asimismo, hay un aumento en la carga de responsabilidades.
Durante el tercer semestre, el estudiante realiza experiencias breves de dirigir la enseñanza de dos
asignaturas en la primaria; al llegar al quinto, ya trabaja con todas. En este tiempo el normalista se
enfrenta a situaciones dífíciles y exitosas.
El docente se enfrenta en la práctica a hechos no conocidos durante su formación, pues
el desarrollo real de la vida escolar se da en medio de situaciones múltiples y muchas ve-
ces únicas. Para enfrentar esa situación el docente recurre a su intuición. Y así conforma
un saber práctico que entra en tensión con la teoría aprendida en la escuela. El docente,
en su formación (y luego en su actividad profesional), se encuentra con dos fuentes de
incertidumbre. Por un lado el “estado del arte” en la materia del hecho educativo aún es
precario. Por otra parte, el docente, en su acción, se enfrenta a la incertidumbre acerca
de la consecución del logro buscado o pretendido (Bazdresch, 1998, p. 2).
Simultaneamente con el aumento de responsabilidades en la primaria, el estudiante necesita em-
plear sus competencias para el diseño de situaciones didácticas: la selección y empleo de recur-
sos y materiales de enseñanza, así como el involucrarse en una dinámica de reflexión, planificación,
acción y reflexión e iniciar una y otra vez con este ciclo.
El proceso continúa con el regreso del estudiante a la escuela normal. En los diferentes cursos
se comparten y analizan las experiencias que se obtuvieron durante su estancia en la primaria. A
causa de la diversidad de contextos de trabajo de los estudiantes, lo anterior se convierte en un
diálogo enriquecedor, ya que al estar ubicados en diferentes comunidades y escuelas, se propicia
el intercambio de información diferente, muy específica del grupo de prácticas y, a pesar de que se
trate de grados similares, las diferentes situaciones, la manera de abordar la docencia, los conflic-
tos que se presentaron y la manera cómo se resolvieron, así como los efectos que tuvieron en el
aprendizaje de los niños, hace de cada caso algo muy particular.
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