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En las sociedades tradicionales, los hombres son en su mayoría los responsables de la ma-
nutención de la familia; son ellos los que salen a trabajar y, en consecuencia, tienen una vida
mucho más móvil. Las mujeres, por su parte, en muchos casos, son las encargadas de las
tareas del hogar. Dicha división del trabajo basada en el sexo y la separación de los espacios
públicos por género ha otorgado que las calles sufran una especie de masculinización (Gard-
ner et al., 2017).
Las estadísticas son claras e indican que el acoso y las agresiones sexuales están presentes
en el transporte público y las mujeres son las mayormente vulnerables a ese tipo de situa-
ciones. El transporte público ofrece a los varones proximidad y anonimato. Aun con todo, el
dato que más preocupa es que la mayoría de ellas no realiza la denuncia correspondiente. La
violencia contra las mujeres en espacios públicos es un problema grave en el mundo, y crece
debido a que las mujeres están pasando de la esfera doméstica a la movilidad espacial, por lo
que las naciones tiene un enorme reto ante el aumento de los desplazamientos de las mujeres
(Gardner et al., 2017).
Los espacios públicos deben estar abiertos para todos; la realidad es que no son accesibles
para todos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce que la violencia rutinaria
que sufren las mujeres en espacios públicos limita sus actividades económicas y personales,
restringe su movilidad. Se suele decir que las mujeres son las únicas responsables de su se-
guridad, por lo que tienen que evitar transitar a altas horas de la noche, no pasar por zonas en
donde haya poca luz; sin embargo, es clara la incapacidad de los gobiernos, verdaderos res-
ponsables, para ofrecer seguridad a las mujeres en la calles. Precisamente el tema de violencia
sexual y acoso sexual en espacios públicos ha recibido especial atención por el incremento de
EL PENSAMIENTO DEL PROFESOR-INVESTIGADOR.
las manifestaciones de violencia hacia las mujeres. La preocupación por la seguridad en espa-
cios públicos, se dice, llegó tarde a la agenda de la ONU; se debe prestar atención a identificar
y volver a considerar los recursos que se desembolsan para mitigar ese tipo de violencia que
se presenta en los espacios públicos (Adur y Jha, 2018)
Es evidente que las mujeres tienen miedo por los comportamientos o conductas que reciben
de los varones, lo que significa que el acceso de las mujeres a espacios públicos es una situa-
ción que está cargada de significados, códigos y regulaciones. Las mujeres están controladas
emocional y físicamente por otros hombres, otras mujeres y la comunidad, por lo que, según la
sociedad señala, deben atender cierta forma de vestir, el horario por el que se transita y demás
VÍNCULO ENTRE LA TEORÍA
factores que limitan la libertad de movimiento de las mujeres en el ámbito público, espacio que
es de predominio masculino (Chafai, 2017).
La frecuencia del acoso en el transporte público se reporta con mayor incidencia en mujeres
y de grupos marginados; esto aunado al temor que se tiene del crimen, ha provocado que se
incremente el uso del vehículo a nivel internacional y, por extensión, el uso del transporte públi-
Y LA PRÁCTICA
co en las ciudades se ha reducido (Gardner et al., 2017). La libertad de moverse en los lugares
públicos con plena seguridad es un derecho civil y está fundamentado en la libertad que tiene
una persona de ir a donde elija (Lahsaeizadeh y Yousefinejad, 2012).
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