Page 16 - MANEJO DEL MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
P. 16

11
                  En nuestro estudio se detectó la incidencia de rasgos de estrés postraumático a nivel
                  colectivo, se presume que su latencia se originó a raíz de haber presenciado o haber
                  estado en exposición, ya sea directa o indirecta, a una serie de acontecimientos con alto
                  contenido traumático; tal es el caso de desapariciones, secuestros, homicidios, agresio-
                  nes sexuales, robos a mano armada, extorsiones, entre otros.


                  Dentro de la etiología del constructo-trastorno entendido como “de estrés postraumá-
                  tico”, para Nieto-Martínez y López-Cazares (2016) las personas sometidas a diversas
                  situaciones de agresión reviven las imágenes de manera persistente como: “flashbacks”
                  de manera automática, y acompañadas plenamente de detalles, con diversas reaccio-
                  nes de connotación fisiológica, afectiva, cognitiva y conductual de afrontamiento.

                  Se concede especial importancia a las imágenes y se activa la ansiedad, diversos senti-
                  mientos relativos al evento traumatizante y pensamientos rumiantes constantes en tanto
                  a probables consecuencias, se le confiere mucha importancia a los mismos, por lo que,
                  se eleva aún más la ansiedad, acompañada de estrés e incertidumbre, dicho cuadro, de
                  prolongarse en tiempo e intensidad derivan en un desgaste físico emocional, cognitivo y
                  conductual, con implicaciones en el bienestar y calidad de vida, en los márgenes  con-
                  textuales de los individuos y las sociedades, con implicaciones geométricamente ava-
                  salladoras, para los colectivos inmediatos, acentuándose en aquellos más vulnerables     MANEJO DE MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
                  (Nieto-Martínez y López-Cazares, 2016).


                  Inclusive Baker (2004), considera que el comportamiento antisocial puede presentarse
                  cuando la persona con predisposición genotípica experimenta estrés. Existen diversos
                  estudios que explican la diversidad en la conducta antisocial, pero que no dan a conocer
                  la forma en que el ambiente y los genes influyen en que se manifieste.

                  Se ha logrado demostrar la relación que existe entre algunas alteraciones de orden ge-
                  nético y las enfermedades congénitas. Lo que sí es una realidad tácita, es que el am-
                  biente y la genética cimientan la conducta antisocial, y la mezcla de ambos factores va
                  modificándose a lo largo del ciclo vital considerando diversos aspectos del ambiente, las
                  mutaciones en las redes neuronales y los neurotransmisores (Baker, 2004).


                  Por otra parte, Bonilla y Fernández-Guinea (2006) refieren que “Existe una reducción del
                  funcionamiento prefrontal, que inhibe el control de las estructuras subcorticales; tal es el
                  caso, de la amígdala y el hipocampo, asociadas al control de los impulsos emocionales,
                  habilidad y flexibilidad intelectual” (p. 43).

                  Continuando dentro de este ámbito biológico, las investigaciones recientes han desta-
                  cado el hecho de que las alteraciones cerebrales están relacionadas al comportamiento
                  antisocial  juvenil, una  aproximación biológica  de la violencia  en jóvenes que ha sido
                  ampliamente estudiada desde el punto de vista estructural tanto funcional o bioquímico,


                              Sarah Margarita Chávez Valdez //  Leticia Ríos-Velasco Moreno
   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20   21